K

16/7/08

Religión

“las buenas personas hacen cosas buenas y las malas personas hacen cosas malas, pero para que las buenas personas hagan cosas cosas malas es necesaria la religión”

Variación sobre una cita de Steven Weinberg

11/7/08

Nazis de ahora

Benito Berlusconi pretendía que los ciudadanos de su país que no pudieran acreditar su pertenencia a su raza aria, como los gitanos, fuesen fichados como criminales en potencia, dejando “sus impresiones” dactilares en una ficha policial. El recuerdo es inevitable. La locura nazi de exterminio comenzó siendo un decreto, una letra pequeña que apenas hacía prever su efecto de mecha para el gran incendio posterior del exterminio.

El poeta Bertolt Brecht, dicen que inspirándose en un poema del pastor protestante Martin Niemöller, explicaba cómo aquella gran tragedia colectiva fue creciendo gracias a la pasividad de una población cómplice y cobarde. “Primero vinieron a por los judíos y no dije nada porque no era judío. Después vinieron a por los comunistas y no dije nada porque no era comunista. Más tarde vinieron a por los sindicalistas y no dije nada porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los católicos y no dije nada porque era protestante. A continuación vinieron a por mí, reaccioné y grité, pero ya era demasiado tarde: ya no quedaba nadie que hiciese algo por mí”.

Por fortuna, parte de Europa conserva viva la memoria, y expresó ayer al aprendiz de Duce italiano su rechazo al tufo nazi y racista de sus pretensiones… con la oposición del Partido Popular Europeo, del que es miembro destacado el Partido Popular español, que intentó impedir previamente que se celebrara la votación en la Eurocámara.

Impedir la votación hubiera suavizado las consecuencias de la felonía. Pero verse en la obligación de disculpar al Duce es ya una confesión de parte. La lucha contra los inmigrantes que presuntamente ocupan los puestos de trabajo de los nacionales empieza a ser parte de la hoja de ruta de la derecha europea para captar los votos de los trabajadores zarandeados por la crisis económica.

Así comenzó todo por entonces. Quizá sólo esperen a que la crisis se llame recesión para que comience la cacería.

De aquí.

26/6/08

Pisitófilos Creditófagos (sobre pensiones)

El mal llamdo SISTEMA DE CAPITALIZACIÓN es más piramidal que el denigrado con la injusta denominación de SISTEMA DE REPARTO.
Como saben, lo que hay en materia de pensiones es la descarga del pilar I (cotizaciones obligatorias "tributarias" + gestión pública "presupuestaria") en favor de los pilares II (cotizaciones obligatorias + gestión privada) y III (cotizaciones voluntarias + gestión privada).
¿Por qué nos empeñamos en elaborar cuentas corrientes individuales con las cotizaciones/pensiones y no con los demás conceptos del gasto público?.
El que hoy haya un tributo (que se exacciona con las nóminas) afecto a la financiación de las pensiones no quiere decir nada.
Es estúpido pensar que "lo que yo cotizo es mío" ("la parte de mis tributos que van a financiar mis seguros es mía"). Si te mueres antes de llegar a la edad de jubilación, ¿acaso "tus" cotizaciones forman parte del caudal relicto?.
Los chicos del sistema financiero, encantados de la vida, gestionando los "patrimonios de cotizaciones" individualizados artificialmente.

En el momento en que permitamos que un político elabore la cuenta de nuestras cotizaciones y nuestras expectativas de pensiones, estaremos perdidos.
De hecho, los llamados "sistemas de capitalización" sólo funcionan en economías cerradas y todavía no desarrolladas porque canalizan fondos públicos a la Bolsa local.
¡Es que es una memez tan gorda que no entiendo cómo hay gente que se lo cree!. Pasa igual que cuando decían que El Pisito podía ajustar en el "corredor neoclásico"; evidentemente, El Pisito era un antimercado; la "ley de la oferta de y la demanda" no tiene nada que hacer en ninsgún montaje piramidal-generacional de tangibles sobrevalorados.
¡Es que da grima la sola idea de que me van a incorporar lo que llevo cotizado a un "cheque de pensiones" del que voy a disponer entregándoselo a un fondo privado que va a comprar acciones de Telefónica, Repsol, etc.!. ¿No se dan cuenta que eso es, precisamente, lo que es una pirámide?. ¿No se dan cuenta que, por esa vía, hemos sacado del Presupuesto General del Estado la carga de las pensiones y se la hemos enchufado a las Cuentas de Resultados de los empresones cotizados?.

¿Dónde está escrito que, por cotizar en la Bolsa, has de cargar con el pago de las pensiones de jubilación de la población?.
Si la recaudación tributaria es insuficiente, pues, se reduce el gasto y punto pelota.
La contabilización independiente de cotizaciones y pensiones es una ficción de la Contabilidad Presupuestaria. Y es una ficción "ideológica", en el sentido de que, sobre ella, se apoyan intereses privados bastardos, administrables en el caso de un Chile de hace 25 años, pero inviables hoy en día.
¿Por qué no empezamos a liberalizar suprimiendo las Cajas de Ahorros, banca pública, provinciana y política, residuo de una concepción trasnochada del capitalismo paternalista integrador vertical de clases?.
Finalmente, del mismo modo que se nos ha engañado con que nuestras pensiones eran El Pisito, ahora se nos quiere engañar con que nuestras pensiones, en vez de ser una rúbrica más del Gasto Público, es nuestra participación coactiva en determinados fondos festionados privadamente. Ya verán si hay o no pirámide cuando lo que entre en esos fondos no de para pagar a los que se salgan.

McCoy, lo que me sorprende es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por el Valladolid de las pensiones, arremete usted contra la clase política.
Para justificar la ignominia de la reducción de los mal llamados "derechos pasivos" por la vía de la golosísima privatización de la gestión de cierto dinero que, según usted, el Estado "debe" a los trabajdores en activo que llevan tiempo soportando la retención de las cotizaciones en sus nóminas, para justificar esta salvajada, digo, arremete usted contra los políticos.
El crash inmobiliario ha dejado a los políticos sin la actividad con la que complementaban sus mierdas de sueldos públicos. Deberemos ir acostumbrándonos a polítiquerío cutre porque, evidentemente, no les vamos a subir los sueldos con la que está cayendo.
De este modo, la crisis de la clase política se hace mucho más profunda de lo que parece y a los ennanos que empiezan a crecerles (los políticos regionales con sus seperatismos, p.e.), se le intentan unir ahora los privatizapensiones. Quizá es el momento, con la Bolsa en fase principal bajista.

De aquí

24/6/08

Vendedores de muerte

El hecho es conocido: la religión, después de un periodo de contención en la vida privada, ha vuelto a la escena pública. En esta nueva edad de los espíritus santos, la fe vuelve a repartir dividendos económicos y réditos políticos y militares, además de pingües beneficios editoriales.

Aunque se trate de hechos que poseen etiologías diferenciadas, después del 11-S tenemos la impresión de que existe algún parentesco entre, por ejemplo, la constitución del lobby de teólogos de la Administración conservadora estadounidense, la competición del "diseño inteligente" con la biología científica, el conflicto de los símbolos sagrados que conmueve a la opinión e incluso la salida de los obispos españoles a las manifestaciones callejeras armados con banderas.

Gracias a este giro espectacular, además de volver a disfrutar de las gloriosas guerras de religión, tenemos otra vez (¡quién lo hubiera dicho!) teología en los periódicos; y no en L'Osservatore Romano o en el prodigioso Alfa y Omega, en donde dormitaba como una rancia antigüedad, sino en las mismísimas tribunas de opinión, disputando el sitio a la calderilla de las controversias nacionales o internacionales y adornándolas con el timbre de profundidad contemplativa de cuya carencia tanto nos lamentábamos, ese toque de seriedad que estremece el gesto del lector cada vez que se pronuncia el ominoso vocablo trascendencia; un vocablo cuyo sabor a muerte se diría calculado para convertir todo lo que le rodea en intrascendente.

En nuestro entorno, los militantes más patrióticos de la oposición transfiguran a sus líderes en iconos de la imaginería sacra y los más píos intelectuales de idéntica filiación se afanan abrillantando con aditivos dignos de la comida rápida las demostraciones medievales de la existencia de Dios en algunos medios especializados en el periodismo especulativo; cosa que no debería sorprendernos considerando que, como nos recuerda José María Ridao en su antología Por la gracia de Dios, en España la expresión "derecha liberal" ha designado frecuentemente una quimera, y el consenso letrado en torno a la separación entre la Iglesia y el Estado ha sido bastante ilusorio.

Últimamente se ha unido a la faena teológico-periodística el ilustre Peter Singer (¿El Dios del sufrimiento?, EL PAÍS del 1 de junio), mejor pertrechado de sentido del ridículo que nuestros sabios conservadores, relatándonos su polémica con Dinesh d'Souza sobre la existencia de Dios, tema que hasta ahora no habíamos incluido en la agenda de nuestros sobresaltos cotidianos. Así que, antes de que los tertulianos se vean obligados a posicionarse en torno a este problema y la disputa llegue al Parlamento, permítanme un aviso: el clásico pero imbatible argumento que presenta Singer -el sufrimiento de los justos y de los inocentes en este mundo- no prueba que Dios no exista (sólo Gustavo Bueno, hasta donde llega mi información, estaría en condiciones de acometer un programa científico de esta envergadura), sino que es un ser malo y despiadado, inferior en sensibilidad moral a muchas de sus criaturas, pues de otra manera su omnipotencia no podría tolerar ese dolor. Cierto.

Pero, en lugar de perder tiempo en refutaciones escolásticas contra los teólogos que extraen su malbaratada actualidad de estas controversias, ¿por qué no concentramos nuestros esfuerzos en las deidades accesorias que, día tras día, sirven en el mundo para justificar, no solamente el sufrimiento de los animales que tanto preocupa al profesor Singer, sino también el de millones de seres humanos cuya aspiración a la dignidad y a la felicidad es sacrificada en nombre de las más variadas causas, que, incluso aunque no lleven el nombre de Dios grabado en su frente, operan como iglesias triunfantes aplicadas a calmar la sed de trascendencia de los mortales?

El motivo último del rendimiento social de la religión reside en que ella es -junto con la patria, de la que resulta a menudo indisociable- la principal productora de una de las más tiránicas divinidades despiadadas de estos días, la identidad, elemento dominante de la nueva forma de pobreza material y moral que se extiende por nuestras sociedades sustituyendo el Estado de derecho por esos estados de emergencia que a veces amenazan con imponerse en Europa, y que aprovecha el vacío de proyecto político para ocupar el espacio público con conflictos privados, pasionales e irresolubles, que hacen aparecer a la democracia como un régimen superado y prescindible.

Quienes luchamos por una polis verdaderamente aconfesional hemos de defender hoy enérgicamente el derecho de los no creyentes, es decir, el derecho a no creer, pero no solamente en el Dios de Dinesh d'Souza, sino en ninguno de los dioses del sufrimiento, por muy aparentemente laicos que sean sus atuendos. No creo que nos resulte difícil detectar a nuestro alrededor la presencia de estos demonios de la trascendencia. Otro día les hago una lista.

De aquí

19/6/08

La libertad contra los otros

Cuando la Iglesia era libre, y no una Iglesia perseguida como la de hoy, según el fino análisis de monseñor Cañizares, de las paredes de las aulas de colegios y universidades, y de los organismos oficiales, colgaba la representación macabra de un Gólgota, con su Cristo crucificado y los dos ladrones en sus flancos: Franco y Primo de Rivera, el precursor de la FAES (Falange Española).

La Iglesia era muy libre, libre para toda clase de desmanes, como ser delatora y cómplice en los juicios sumarísimos, una pantomima procesal donde se enviaba al patíbulo a los impíos (amalgama que englobaba a la oposición al régimen y a los vagos y maleantes entre los que se incluía a los homosexuales).

Era libre para denegar certificados de buena conducta, para inmiscuirse en nuestra vida sexual, para divorciarnos en el Tribunal de la Rota, previo pago de sumas de dinero fabulosas, para suplantar al Estado en los contratos de matrimonio, para monopolizar buena parte de la enseñanza. En aquellos años maravillosos en que la Iglesia era libre, un capellán castrense me metió dos días de arresto por no saludarle marcialmente.

Como ahora está perseguida, la gente descreída sustituye el belén por el ateo árbol de Navidad, y tan sólo los presidentes meapilas de los equipos de fútbol ofrendan a la Virgen sus éxitos deportivos, con lo forofa que es de este deporte la madre de dios.

Como residuo contaminante sin tratar, todavía permanecen ciertos tics, como las celebraciones de los santos patrones sectoriales. Por ejemplo, el 24 de junio se celebra en Madrid (no sé si ocurre lo mismo en el resto de España) el día de san Juan, el santo patrón de la policía municipal. Con tal motivo, la muy cristiana corporación madrileña ha ordenado a 150 de sus agentes que acudan a misa -en justa reciprocidad con el cura castrense de mi juventud que soñaba con ser coronel-, sean creyentes o del Atlético de Madrid (creo que en ambos casos se necesita mucha fe).

La Iglesia perseguida todavía cuenta así con un equipo de defensores armados, dispuestos a librarla de sus perseguidores a hostias, si es menester. Para entrenarse en tan ardua tarea, los policías buenos, como los de Madrid, reciben hostias en misa el día del santo patrón, como método para curtir su espíritu; y los malos, como los de Coslada, las dan, pero en los prostíbulos. Desde luego, no hay color.

De aquí

19/5/08

Ayuntamiento de Valencia

- Corrupción municipal y licencias de actividad… Una cosa que me llama la atención, como administrativista con experiencia en ciudades como Valencia, de los casos de corrupción en Coslada o Madrid a cuenta de las actividades que requieren licencia, es que se pueda dar la situación en que la policía o funcionarios municipales puedan extorsionar a quienes tienen negocios no legales o no legalizables amenazándoles con el cierre. Porque no se trata, en tal caso, exactamente, de una extorsión. Es, más bien, una especie de simbiosis para delinquir o infringir normar administrativas. Tú haces cosas que no tienes derecho a hacer. Yo hago la vista gorda. Tú, a cambio de eso, me pagas algo. Yo, por lo demás, te tengo bien pillado, dado que al estar tú en situación de ilegalidad, te puedo pedir el oro y el moro. Como es evidente, la capacidad de coacción y el precio que se puede exigir dependen, en ambos casos, de que los incumplimientos de la norma sean la excepción. En otro caso, la intercesión del agente de autoridad y su supuesta protección ven mermado mucho su valor.

Este esquema, como es evidente, no puede funcionar en muchas ciudades españolas, como Valencia, donde ni los funcionarios municipales ni la policía tienen capacidad de actuación frente a negocios como locales de copas, de ocio, clubes y demás que funcionen sin licencia. Mi experiencia me ha permitido descubrir, a ver si un día lo tratamos en profundidad, que en Valencia, y supongo que en otros sitios será lo mismo, las órdenes generales, globales, directamente emitidas desde la Alcaldía, impiden a los funcionarios o a la policía local cerrar cualquier negocio o controlar que cumple la legalidad. Así de sencillo, así de claro, así de fuerte.

Por poner un ejemplo “enteramente al azar”, pongamos que un local lleva dos años funcionando sin licencia y generando enormes molestias y denuncias vecinales. Pues en Valencia seguirá funcionando sin el más mínimo problema a pesar de que la ordenanza municipal prevé que un local sin licencia ha de ser clausurado “inmediatamente”. La interpretación jurídica que hace el Ayuntamiento de Valencia del concepto de “inmediatez” equivale a “cuando haya una sentencia judicial firme” (es decir, que puede equivales a unos 8 ó 10 años). Además, como el local no tiene licencia, las órdenes de Alcaldía son interpretar que, en tal caso, los servicios municipales no podrá ncontrolar ni castigar que infrinja las disposiciones en materia de olores, humos, ruidos, vibraciones… porque esas disposiciones se aplican sólo a quienes ya tienen licencia. Tampoco, por idéntico motivo, pueden controlarse los horarios de cierre ni obligar a cerrar un garito que a las 5 de la mañana permanezca abierto montando un follón de órdago a pesar de que su supuesta actividad de cafetería (sin licencia) le obligue a hacerlo a la una y media. “Como no tienen licencia, no podemos imponerles el cumplimiento de horarios”.

Así de surrealista, así de “jurídico” es el asunto. Con tal cobertura, eso sí, nos ahorramos problemas de corrupción policial. No hace ninguna falta pagar a la poli para tener un local ilegal abierto, dado que la alcaldesa personalmente vela por que todos lo puedan estar y no sufran problemas. Eliminada la corrupción policial y funcionarial, queda la duda de si estamos, por el contrario, ante una corrupción institucional generalizada y a gran escala, ante una manifestación de brutal incompetencia o, simplemente (y es desgraciadamente lo más probable) ante una muestra de desprecio a los ciudadanos y a sus derechos, muy propia de Administraciones que siguen funcionando con patrones de hace décadas, ajenas a cuáles son sus obligaciones.

De aquí

18/5/08

De un cristiano respetable

Muchos nos preguntamos si de verdad el Gobierno será capaz de afrontar las relaciones con la Iglesia de un modo muy distinto a como se viene haciendo hasta ahora. La actual relación se basa en los Acuerdos preconstitucionales Iglesia-Estado del año 79, que venían a sustituir al Concordato del año 53. Estos acuerdos son más propios de la época del nacional catolicismo que de los nuevos tiempos democráticos que vivimos en España desde hace ya muchos años.

En mi opinión, lo que se debiera plantear es una revisión de esos Acuerdos, de modo que se eliminen privilegios, se respeten los derechos constitucionales y se ofrezca una relación más justa e igualitaria a otras religiones que en estos años han ido aumentando muy considerablemente su número de seguidores.
Sería deseable que la Iglesia, en este nuevo marco de relaciones, se esforzara por renunciar a métodos de financiación que no sean los suyos propios. Que comprenda que la enseñanza del Evangelio y de los principios morales debe impartirla a aquellos que son sus fieles, en sus propios espacios y sin buscar apoyos en estructuras de enseñanza que son para todos los ciudadanos y donde hoy coexisten todo tipo de religiones. Otra cosa diferente es que en los centros públicos se imparta la Historia de las Religiones, pero nunca un adoctrinamiento religioso por parte de las diferentes iglesias.
Que elimine la presencia de capellanes militares en el ejército. Que renuncie a utilizar sus medios de comunicación para atacar e insultar sistemáticamente a todo tipo de personas e instituciones y respete escrupulosamente el ideario de unos medios católicos. Y sobre todo, que entienda que estamos en un Estado de Derecho donde convivimos ciudadanos que creen y que no creen y creyentes de varias religiones. Que no puede pretender que el Gobierno, que debe velar por el bienestar de todos los ciudadanos, dicte leyes y normas con los criterios de la jerarquía católica.
Es la propia Iglesia la que debe esforzarse por conseguir que los que creen, practiquen. Así evitarían los problemas de unas iglesias vacías o con personas muy mayores, de la falta de vocaciones y de unos cultos aburridos, monótonos, que no dicen nada a nadie y que alejan a la juventud y a los trabajadores. Que se esfuerce en conseguir que las normas morales vayan dirigidas a los que son creyentes, no a toda la Sociedad. Que sean los fieles los que colaboren económicamente en el mantenimiento de la Iglesia, no todos los ciudadanos. Que procuren que los sacerdotes y religiosos puedan compartir su misión pastoral con un trabajo civil para evitar gastos. Y que entiendan que es en las iglesias donde deben de exponer su doctrina y su moral, más que salir a la calle en manifestación, contra las leyes que dicte un Gobierno que tiene que gobernar para todos los ciudadanos.
Y desde luego, sería deseable que fuera la propia Iglesia quien intentara conseguir que las ceremonias civiles (como el nombramiento de cargos de los ministros), no esté llena de símbolos religiosos como la Biblia y el crucifijo o que los responsables públicos ( en muchos casos no creyentes) tengan que participar en ceremonias religiosas simplemente para cumplir un protocolo, ya desfasado, absurdo hoy en los tiempos que vivimos.
Sería deseable que, Iglesia y Estado, en el marco de unos Nuevos Acuerdos, escenificaran e hicieran visible esa separación en el marco de la aconfesionalidad que nuestra Constitución proclama.
La Iglesia desde luego podría sentirse mucho más libre y también sería más creíble para los ciudadanos.
Pero, visto lo visto en la anterior legislatura, mucho me temo que el Gobierno no sea lo suficientemente firme para recomponer las relaciones Iglesia–Estado como hoy los nuevos tiempos demandan.
Juan Cejudo es miembro del Movimiento por el Celibato Opcional (MOCEOP) y de Comunidades Cristianas Populares

De aquí

13/5/08

Mortadelo y el ladrillo

Alucinantes las variopintas propuestas que se están lanzando desde diversos lobbys económicos tratándole de indicar al Gobierno propuestas para frenar la crisis que afecta a España. Una ya empieza a dudar si confunde realidad con ficción o si las firman Mortadelo y Filemón, pero no, las diferentes medidas que han aparecido en los medios los firmaban las cabecillas pensantes de nuestros lobbys Inmobiliarios y Financieros, eso si con el denominador común de barrer cada uno para su casa.

Pasó a recopilar una muestra, empezando por la que nos envió Carles por email:

- “La Asociación Española de Banca (AEB) pide que el gobierno utilice el fondo de la Reserva de la Seguridad Social para comprar cédulas hipotecarias y bonos bancarios“. En fin, casi ni merece comentarlo, pero no sólo han empapelado a una gran parte de los ciudadanos con hipotecas a 40 años y ahora encima quieren que nos compremos a nosotros mismos nuestras hipotecas con lo ahorrado por el Estado para nuestra jubilación. No es que financieramente me parezca un disparate, es que simplemente es amoral.

- Las propuestas de la Asociación de Promotores y Constructores de Viviendas son de lo más variado. Desde proponer una especie de nueva figura de vivienda protegida con precios entre la VPO y la vivienda libre, una especie de ser mutante que creo que ni ellos entiendes, proponiendo que lo que es una vivienda libre después se convierta en protegida (¿para sacarse el stock que no venden?.

- Que el comprador pague un tipo de interés fijo y el Estado asuma las subidas (es decir todos los españoles pagaremos de nuestro bolsillos el riesgo financiero de los que han decidido endeudarse). Cómo se suele decir ante estas condiciones maricón el último.

- Y cómo no podía faltar toda una serie de deducciones fiscales adicionales para comprar primera vivienda, para deducir impuestos por alquilar una segunda vivienda. Dinero que saldría de los contribuyentes para seguir aguantando el modelo del ladrillo.

Ante semejantes presiones y tonterias, sólo puedo decir…. Solbes RESISTE.

De aquí.

Estado de derecho

Para organizar un Estado laico, lo primero que se precisa es tener la firme voluntad de organizar un Estado laico.

Dicho así, parece una redundancia, o una boutade, pero qué va. Es dudoso que quien se viste de gala para acudir al Vaticano a concelebrar la beatificación o santificación de éste o del otro supuesto mártir hispano, y besa la mano de todos los papas o cardenales que se le ponen por delante, tenga claro que lo que desea es que el Estado que representa sea escrupulosamente laico.

Si bien se mira, es sencillísimo lograr que el Estado español se convierta en laico con todas las de la ley. Basta con tratar a la Iglesia Católica igual que a las demás confesiones religiosas. Se trata de denunciar, por absurdos e improcedentes, el acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Asuntos Jurídicos, el acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales, el acuerdo sobre Asuntos Económicos y, en fin, el acuerdo sobre Asistencia Religiosa a las Fuerzas Armadas y el Servicio militar de los clérigos y religiosos, todos ellos suscritos por última vez el 3 de enero de 1979, si mi información es correcta. Y poner fin al atávico pago de las amortizaciones que recibe la clerecía para compensarla por las muy moderadas y más que sensatas medidas que tomaron Mendizábal y Madoz allá por los inicios y los medios del siglo XIX, con la comprensible intención de que España se convirtiera en un Estado moderno.

Se trata, por poner un ejemplo, de que el Estado no pregunte a los contribuyentes si queremos que una parte de los impuestos que pagamos vayan a parar a la Iglesia vaticana, por la misma razón que no nos pregunta si deseamos que recalen en la Iglesia taoísta o en el Frente Zapatista de Liberación Nacional.

¿Que una mayoría de la población española es católica? Tengo mis dudas. Pero, de ser así (que no niego que pueda serlo), mucho mejor que se le pone.

Que los fieles de esa Iglesia, de la que son devotos, contribuyan por su cuenta al mantenimiento de su estructura y aseguren el sostén de sus actividades. Son libres de hacerlo. ¿Quién se lo impide? Pero que no reclamen que la organización del Estado se ponga a su servicio.

 

De aquí