11/7/08

Nazis de ahora

Benito Berlusconi pretendía que los ciudadanos de su país que no pudieran acreditar su pertenencia a su raza aria, como los gitanos, fuesen fichados como criminales en potencia, dejando “sus impresiones” dactilares en una ficha policial. El recuerdo es inevitable. La locura nazi de exterminio comenzó siendo un decreto, una letra pequeña que apenas hacía prever su efecto de mecha para el gran incendio posterior del exterminio.

El poeta Bertolt Brecht, dicen que inspirándose en un poema del pastor protestante Martin Niemöller, explicaba cómo aquella gran tragedia colectiva fue creciendo gracias a la pasividad de una población cómplice y cobarde. “Primero vinieron a por los judíos y no dije nada porque no era judío. Después vinieron a por los comunistas y no dije nada porque no era comunista. Más tarde vinieron a por los sindicalistas y no dije nada porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los católicos y no dije nada porque era protestante. A continuación vinieron a por mí, reaccioné y grité, pero ya era demasiado tarde: ya no quedaba nadie que hiciese algo por mí”.

Por fortuna, parte de Europa conserva viva la memoria, y expresó ayer al aprendiz de Duce italiano su rechazo al tufo nazi y racista de sus pretensiones… con la oposición del Partido Popular Europeo, del que es miembro destacado el Partido Popular español, que intentó impedir previamente que se celebrara la votación en la Eurocámara.

Impedir la votación hubiera suavizado las consecuencias de la felonía. Pero verse en la obligación de disculpar al Duce es ya una confesión de parte. La lucha contra los inmigrantes que presuntamente ocupan los puestos de trabajo de los nacionales empieza a ser parte de la hoja de ruta de la derecha europea para captar los votos de los trabajadores zarandeados por la crisis económica.

Así comenzó todo por entonces. Quizá sólo esperen a que la crisis se llame recesión para que comience la cacería.

De aquí.

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