1/1/08

Señas de identidad

Parece que, en Estados Unidos, las prácticas legales, pero amorales, de financiación a los particulares no se reducen únicamente a las hipotecas subprime, tan en la picota en nuestros días. Conceder créditos sobre la base de información incompleta o completa pero inadecuada, como los famosos préstamos a los NINJA (no income, no job, no assets o, lo que es lo mismo, a sujetos con una mano delante y otra detrás), podría parecer el summun de una cadena de despropósitos que ahora se quiere arreglar, -como siempre pagando justos por pecadores-, y que es consecuencia de un modelo de agencias, el norteamericano, carente, como se ha probado, de la mínima supervisión necesaria. Ingenuos. Como en los dibujos infantiles, no se vayan todavía que aún hay más. Y peor. Ha caído en mis manos un artículo de la edición online de la CNN sobre el modelo de payday lending que, de no proceder de quien procede, podría considerarse como una aberración informativa de carácter interesado. Sin embargo, es verdad como la vida misma. Y pone los pelos de punta. Ríanse Uds. de los créditos rápidos que se comercializan en España.

En esencia, el payday lending no es sino un asidero desesperado para aquél que tiene que afrontar un pago menor, con carácter inmediato, y no dispone de efectivo suficiente para hacerlo. Surge como una vía para solventar una necesidad apremiante de financiación de los ciudadanos lo que podría, incluso, hasta justificar una cierta función social. Su duración normal es de quince días. Hasta ahí, lo bueno. Un par de líneas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El problema, por ir a lo esencial, es triple. En primer lugar, sus usuarios habituales son minorías, con escaso bagaje cultural, fundamentalmente mujeres. Debería dar una pista. En segundo término, la realidad es que para ese público objetivo, no hay, en muchos casos, otras vías de salvar su perentoria situación, lo que facilita el abuso. El reclamo habitual, consistente en la gratuidad del primer préstamo, supone, en numerosas ocasiones, el inicio de una espiral de endeudamiento que lleva a renovar sucesivamente la cantidad adeudada con comisiones cada vez más elevadas. Tercero, los intereses de partida son de un 15% quincenal, de media, salvo en aquellos estados en los que se ha establecido por ley que el máximo a cobrar sea de, agárrense a la silla, un 36% anual. Una ganga, vamos.

Aunque ha habido un par de estados que ya han prohibido su existencia, como Carolina del Norte y Georgia, lo cierto es que la práctica se ha extendido como la espuma por todo Estados Unidos. De 107 oficinas en 1996 se ha pasado a 1562 diez años más tarde. Quince veces más en una década. Eso sí que son Growth y Value cogidos de la mano. Y, casualidad de casualidades, a que no sabe Herrera dónde ha crecido su presencia de forma más acelerada, que diría el doctor Rodríguez Braun. ¿En los lugares donde hay más ejecuciones hipotecarias? Claro que sí, Sr. Herrera. Hay más oficinas de payday lending en Ohio que McDonalds, Burger King y Wendy´s juntos. Para que alguno todavía se pregunte cuál es la seña de identidad de Norteamérica. Toma American way of live.

¿Quién ha dicho que el capitalismo salvaje ha dejado de existir? Sigue igual pero de una forma más evolucionada. Más refinada, cabría decirse. Menos visible. Antes, al obrero se le pisaba el pescuezo, se le hacía producir en unas condiciones penosas, apenas tenía libranzas y se le consideraba como un elemento más de una cadena productiva que perseguía la maximización salvaje del beneficio del “empresario”, que se pasaba la conciencia social por el forro de su bolsillo. Viva la RSC. Y el trabajador a tragar para comer, valga la redundancia. (Uy, por un momento me ha parecido estar hablando de la China del siglo XXI. ¡Qué cosas tienes McCoy! ¿De dónde te habrá venido esa asociación de ideas?, ¿no hablábamos de capitalismo?) Hoy lo que se ha refinado es el mecanismo de explotación. Partiendo de la misma necesidad de subsistencia, lo que hacen las agencias prestamistas es aprovechar la situación para apretar a sus “clientes” hasta límites que superan con mucho, los límites de lo razonable. Con una diferencia, lo hacen bajo la mirada complaciente de una autoridades que ven la paja en el ojo ajeno pero apenas notan el peso de la viga en el suyo. Y luego, como en el caso subprime, sorpresa y prisas a partes iguales. Para que luego digan que es Spain la que is different.

De aquí.

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