/.../
En Madrid, entre tintineo de collares de perlas, lóden de cazador dominguero, sombreros tiroleses con pluma de oca, y sonotones y bastones último modelo, envuelto todo en olor de chanel de santidad número cinco, los obispos y demás clerigalla se gastarán parte del dinero que nos usurpan de los presupuestos generales del Estado para ponernos a parir de viva voz y por escrito en una marea de pancartas.
/.../
De aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario